Artículo Periodístico 687º: “Solitarios: Seydou Keïta, fotógrafo”[1].
0. ¿Qué nos enseña la
fotografía de nosotros mismos, qué de los demás, qué de la naturaleza, qué de
la metafísica? ¿Qué nos enseña el fotógrafo sobre sí mismo? ¿Qué nos enseña de
África al resto de la humanidad?
1. Seydou Keïta, 1921,
Bamako, Mali, 2001, Paris, Francia.
Cada vida es un misterio
y un enigma, aquí tenemos un caso, un fotógrafo desconocido en el mundo, aunque
si bastante famoso en su época y en su sociedad, fue descubierto por casualidad
por los marchantes europeos y se ha convertido en uno de los grandes fotógrafos
del siglo veinte para y del mundo.
No hay que olvidar que
sus fotografías eran de estudio, eran familiares, no eran creativas en el
sentido estricto, sino que eran para el consumo de las propias familias que se
las hacían y pagaban por ellas.
2. Podríamos y quizás
deberíamos plantearnos algunas reflexiones:
- ¿Qué nos enseñan los
autodidactas de su mundo, cómo es el caso de este fotógrafo descubierto hacia
los años 1990? ¿Están demasiado infravalorados los autodidactas en nuestro
tiempo?
- ¿Podría haberse
perdido la obra de este fotógrafo y no lo ha hecho por azar o casualidad o
causalidad? ¿Cuánta cultura ya producida en el mundo se puede estar perdiendo
en todas las actividades humanas, sean fotografía, sean pintura, sea artes
plásticas, sea literatura, sean artículos periodísticos, sea en cualquier
realidad humana…?
- La fotografía como
cualquier otra creatividad humana, de cualquier tipo, sea muy cultural o de
bajo nivel cultural, sea profesión o sea oficio, sea arte o sea ciencia o artes
lo que intenta descubrirse y descubrir la realidad, qué es el ser humano, qué
es la naturaleza, qué es las teorías o cultura o culturas, qué es la sociedad,
qué son los objetos, que es el más allá, qué es… Es decir, intenta de alguna
manera, poner límites o abrir caminos al descubrimiento del yo en el misterio
del enigma y del mismo misterio. Pero no solo el yo individual, sino el yo de
todos, el yo colectivo, el yo de la historia, el yo en una cultura, el yo igual
a todos, el yo diferente a los otros…
- La originalidad y la
innovación, demasiadas veces, es la localización, el pequeño lugar. El terruño
se convierte en algo local y pequeño, pero por eso mismo, lleva las notas de lo
universal y de lo general. Lo pequeño se convierte en inmenso. Quién le iba a
decir a Keïta, que sus fotografías, en principio de corte tradicional y
profesional y comercial, se iban a convertir en algo de alto nivel estético y
artístico y ser valorado en las grandes galerías mundiales, por ejemplo, en
Gagosian.
- Quizás este fotógrafo
nos está indicando una característica humana, es que con toda modestia y
humildad, el ser humano, todo ser humano debe creer en si mismo, sin caer en la
vanidad, ni en la soberbia, ni en la petulancia. Pero si creer en uno mismo, en
esa justa autoestima. Durante lustros este fotógrafo guardó sus negativos, cosa
muy rara en su época y en su mundo… Manifestación clara de su correcta
autoestima, manifestación clara del valor intrínseco que le daba a sus obras,
manifestación clara que era posible conservar y guardar un material, porque si
hubiesen sido diez mil pinturas no podría haberlas conservado, pero sí los diez
mil negativos de fotos que realizó en su estudio.
No
sabemos, pero los coleccionistas y marchantes deberían buscar los negativos y
las fotos que hizo en su etapa oficial cuando estuvo trabajando para el
gobierno de su país. Se deberían buscar antes de que se pierdan o se destruyan.
- En Keïta la foto se
convierte en una especie de objeto, diríamos que está la realidad de la persona
retratada, estaría en segundo lugar la idea mental del fotógrafo, y en tercer
lugar, lo que llamamos objeto u obra de arte, que ya no es solo una
representación sino algo “nuevo” que está en el mundo. Es decir, es un objeto
en sí, un objeto creado por el ser humano, igual que puede ser un arado o un
coche, una foto es un objeto, pero además un objeto estético y artístico y por
consecuencia tiene distintos niveles de uso y de interpretación y de “estar-en-el-mundo
y de ser-en-el-mundo”.
- ¿Qué es un retrato?
¿En definitivo que es un yo, o muchos yoes en una obra de arte, sea pintura o
sea fotografía…? ¿Qué somos en sí, qué somos o creemos ser, qué somos para los
demás, qué somos dentro o fuera de una obra de arte? Todo eso y algunas
preguntas más es lo que nos pregunta Keïta, es lo que nos hacemos algunos días,
cuándo nos estamos afeitando, o sin darnos cuenta, cuándo vamos cansados de
vuelta del o al trabajo, o en ese crepuscular anochecer, entre el sueño y la
duermevela, esos momentos que no sabes si estás dormido o estás despinto, si
estas en vigilia o estás soñando o estás despierto soñando o soñando despierto…
3. Para terminar creo
que Keïta nos plantea demasiadas preguntas, preguntas que nos llegan y nacen de
lo más profundo del ser humano. Preguntas y misterios y enigmas que vienen
desde la noche de los tiempos, quizás desde la prehistoria más profunda. Por
eso, es un genial artista, un genial artista que pudo haberse perdido. Otra
cosa es que tú quieras recoger o recordar estas preguntas, podría recordarnos
Platón.
http://personal.cim.es/filosofía ©
jmm caminero (21 septiembre-26 nov. 2016 cr).
Fin artículo 687º:
“Solitarios: Seydou Keïta, fotógrafo”.
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E. 26 nov. 2016 al
Mundiario.com. El DiaDigital.es. EuromundoGlobal.com. El Tamborde la Gomera.es.