No
olvidemos las barbaridades que se hicieron hace ochenta años, en la segunda
guerra mundial. Evidentemente no todas las personas, pero si muchas más de las
que creemos. Por tanto, tengamos cuidado no caer en ser hacedores de males.
Vivo
en un tiempo, que demasiados seres humanos, creen porque algo lo deseen o
quieran o tengan una pasión o pulsión, solo por tenerla ellos, ya es buena y
necesaria y que tienen derecho. Y una pasión o deseo o pulsión puede ser bueno
o malo, dependiendo del objeto o de la cantidad o de la persona, etc.
El
ser humano durante toda su vida tiene que huir y alejarse y luchar contra la
malicia, la maldad y el mal y buscar-acercarse-desear el bien y la bondad, a y
en todos los sentidos.
Aceptamos
desde hace milenios, que las grandes normas morales, la mínima moral universal
es universal y está incrustada en el corazón de cada ser humano.
¿Quién
prospera más en la vida, es el problema de Job, aquella persona que intenta
seguir las normas morales naturales o éticas o religiosas mínimas, o aquella
que se salta las que le conviene, y cuándo les conviene…?
No
es tan difícil saber lo que es mal y lo que es bien. Tú quieres que te roben o
te engañen. Supongo que no. Pues tú tampoco lo hagas. Y así en todo, sin negar
el análisis de cada caso, cada circunstancia, cada tema, etc.
Si
de verdad te quieres a ti mismo, de verdad profundamente, no harías mal a
nadie, porque así no sufrirás que el otro te responda también con mal.
Ciertamente, algunas veces, haces bien al otro, y éste te responde con mal,
pero si le haces mal, desde luego que tarde o temprano recibirás mal.
Todo
ser humano, entre otras obligaciones que tiene es amarse correctamente a si
mismo, cosa que es más difícil de lo que parece. Porque el que se ama de forma
correcta a si mismo, no adultera, no mata, no roba, no…
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