Todo
lo que te ha pasado, no todo lo puedes entender y comprender. No puedes echarle
la culpa a Dios, quizás, tampoco a ti mismo, quizás tampoco totalmente a las
circunstancias. Todo el mundo lleva dos o tres temas, dos o tres grandes
heridas, que no sabe el por qué.
No
tengas rencor, ni maledicencia, ni odio a Dios. Aunque exista o no exista. Si
no existe porque no tiene sentido odiar a algo que no existe, si existe, porque
es de ignorantes e irracional odiar a un Ser Supremo, al Buen Dios.
Hasta
donde sabemos los actos de entendimiento y voluntad, tienen un tiempo, pasa y
transcurre un tiempo. En los seres humanos un tiempo material, si existen los
ángeles y existe inmortalidad para el ser humano un tiempo espiritual. Y si
existe Dios, Dios es el Ser Sin-Tiempo.
Entre
los diversos y diferentes derechos y deberes que todo ser humano tiene, uno, y
uno de los tres más importantes de su existencia es buscar a Dios. Sin Dios el ser humano
está perdido, está perdido dentro de si mismo y fuera de si mismo, en mayor
grado o en menor grado.
Dios,
el Buen Dios, exista o no exista, es el gran tema de la humanidad. Si la
humanidad tiene cinco grandes cuestiones a resolver y a saber cómo se encamina
con y en ellas, frente a ellas, a su lado de ellas, una desde luego es Dios.
Existes
tú como ser humano, existen miles de millones de seres humanos, más todos los
que han estado aquí antes que tú, y los que vengan después, existe la Naturaleza
en todas sus formas, existe la cultura o conjunto de ideas y pensares, y existe
lo Metafísico o Dios.
¿Si
existe Dios, debo continuar con mi vida normal y rutinaria, pero no dejar de
meter o intentar meter a Dios en todos mis actos, mis pensamientos, mis deseos,
mis pasiones, y así de ese modo, todo lo que piense y siente y desee y actúe,
será más moral y tendrá algo del sello de Dios?
Las
pasiones-deseos-pulsiones-libidos, siempre que sean morales, o en la cantidad o
en la calidad, o en el objeto son buenos para el ser humano. El problema es
cuándo no son moralmente correctos y adecuados en cantidad, calidad,
proporción, objetos, etc.
No
es lo mismo sentir una tentación y otra es consentirla, en el deseo o en el
pensamiento.
No
hay que ponerse en disposición o situación que la tentación hacia un mal te
pueda alcanzar. Es decir, hay que evitar los tiempos y espacios de tentación.
Si una persona cae en la ebriedad, debe evitar asistir a lugares y sitios,
aunque sean buenos dónde existan bebidas.
Ciertamente
todos tenemos las mismas pasiones-deseos-pulsiones-libidos, pero también es
cierto, que algunas personas sufren más las inclinaciones hacia unas o hacia
otras. Unas, tienen más equilibradas unas, y más desequilibradas otras.
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