Artículo Periodístico 600º: “Sobre los defectos”[1].
0. Se puede definir
defecto como característica o cualidad negativa que tiene una persona o un
objeto o un ente o una acción.
1. Podríamos indicar en
relación a las personas que pueden existir distintos ámbitos de aciertos y de
defectos o errores, pueden ser psicológicos, biológicos, materiales o físicos,
sociales, culturales, morales, espirituales… Es decir distintos áreas de
cualidades y por tanto, distintos niveles de defectos de esas cualidades.
Pero como esta cuestión
es inmensa solo nos fijaremos en algunos aspectos, quizás para reflexionar
sobre un tema que raramente se indica. O que hoy no está de moda.
Diríamos que cada época
se fija en unas determinadas virtudes o tipos de actos o cualidades, y
desvaloriza o no da tanta importancia a otros. Ahora diríamos que estamos en
una época que se le otorga enorme importancia a la belleza física y externa, se
le da un gran valor al aspectos económicos y materiales de las cosas y de las
personas, y se minusvalora la belleza moral o espiritual de las personas, y
quizás tampoco se valora lo suficiente la búsqueda, lo que en otros tiempos se
denominaban virtudes y hábitos buenos…
2. Un articulista tiene
la obligación de rozar multitud de temas, incluso algunos que no tiene
demasiado aprecio en su sistema psicológico conceptual, en otros no se
considera especialmente sabio, en aquellos otros, teme tocar cuestione que
abrirían las carnes o aspectos que la sociedad quiere olvidar. Este tema de los
defectos, es uno de esos, que casi nadie le gusta hacer consciente, cada uno
sufre los propios defectos con una mezcla de intentar olvidar, haber intentado
aprender y aprehender algo, y de sobrellevarlos. Porque al final, diríamos que
somos un animal que lleva en un lado sus pequeños o grandes éxitos y en el
otro, sus pequeñas y grandes derrotas y defectos.
- Deberíamos plantearnos
con sosiego y prudencia, y con el mayor grado de racionalidad posible, cuales
son nuestros defectos y errores, tanto sean conceptuales o de la vida práctica.
Porque al final, vamos como un pincel dejando nuestra pequeña o gran huella por
la vida, ese tiempo de respirar en este mundo, con lo que decimos o con lo que
pensamos o con lo que hablamos o con lo que deseamos o con…
- Si nosotros a nosotros
mismos, no nos miramos al espejo real o imaginario o simbólico, y nos decimos,
“tengo que quitarme este grano en el rostro”, la llevaremos con nosotros toda
la existencia. Si no nos planteamos si tal o cual tipo de idea o concepto o
práctica es un defecto, para nosotros y para los más cercanos o para los otros.
Estaremos repitiendo como la imprenta de Gutemberg, siempre o casi siempre, en
esa cuestión ese defecto o ese error. Y si es un defecto o error de carácter
pues estaremos repitiendo mil veces, en la vida la misma forma de pensar o
sentir o actuar o hablar o desear o mirar o percibir. Si constituye un
error-defecto, puede tener más importancia de la que creemos, o podemos creer.
Si es además un
error-defecto-mal, mal moral o mal en otros sentidos estaremos durante muchos
años o décadas haciendo surgir tazas sin asas…, por poner una metáfora…
- Percibimos con
bastante claridad los defectos de los demás, sus sombras, pero raramente
captamos las propias. Y cuándo son defectos muy graves, podemos incluso pensar
que los demás “tienen que soportarnos y aguantar nuestro genio”, es decir,
nuestra maldad en última instancia. Porque muchas veces, el error viene unido
al mal o a la maldad. Otras veces, el error puede ser de una cuestión
instrumental, es decir, no hacer bien una cosa, no ponerte el cinturón de
seguridad en el vehículo, por señalar una entre mil acciones posibles y reales
que realizamos los seres humanos. Cosa que evidentemente puede causar un mal
físico y biológico, incluso la muerte en ti mismo.
- Hemos indicado anteriormente
que los defectos pueden ser o estar en distintos ámbitos, defectos naturales o
de las cosas o de los objetos o de los seres vivos o incluso de las personas, o
defectos psicológicos o psicológicos morales, o defectos en el suficiente grado
del saber-conocer-entender, etc.
Nadie puede ser el
hombre o la mujer cien. Es decir, que sea perfecto en todo y en todas las cosas
y en todos los aspectos… por lo tanto, no podemos caer en esa “especie de
avaricia de creer que no podemos tener ningún defecto”, pero tampoco podemos
caer en el lado opuesto podríamos denominarlo “laxismo moral aceptando todos
nuestros defectos sin intentar superarlos”.
Cada sujeto tiene la
obligación de intentar avanzar y perfeccionarse moral y éticamente. Por lo cual
cada individuo debe intentar superar sus defectos, sean de gula o de lujuria o
de avaricia o de ira o de envidia o de soberbia o de cualquier otro tipo de
defectos…
- No debemos olvidar que
muchos tipos de defectos están relacionados con el bien o el mal, y nos
causamos mal o males a nosotros mismos, o mal o males a los más próximos, o mal
o males a los más lejanos. Por tanto no estamos hablando de una cuestión sin
importancia… Una persona que no se levanta por la mañana a la hora correcta, le
obliga después ir al trabajo demasiado deprisa, por lo cual aumenta
exponencialmente las posibilidades, que algún día tenga un accidente de
tráfico, y será un mal para ella, para su familia, y posiblemente para otros,
que si madruga a su hora correcta.
- Demasiadas veces,
vemos la paja en el ojo del otro, no vemos la viga que nosotros llevamos…,
según el parecer bíblico.
- Es fácil ver el
defecto del otro, cuando creemos que es un defecto, pero no vemos el defecto
del otro cuándo ese defecto también lo tenemos nosotros. O lo percibimos de
forma más reducida y atenuada, más permisiva, mas teniendo en cuenta las
variables de situación y circunstancia...
- No debemos olvidar que
no solo hay defectos o errores por acción o comisión u omisión de actos, sino
también de palabras. La lengua ha matado a más hombres que la espada, según el
sentir y máxima clásica. Al final, todo defecto empieza con un deseo o pasión,
después se convierte en pensamiento o en idea, después en palabra o en
racionalización, y al final, en acto, si es posible materializarlo…
- Vivimos en una época
compleja, el valor moral y ético correcto y en si misma la materia o disciplina
está infravalorada, por lo tanto, ni se enseña, ni se aprende lo suficiente,
por lo cual, diríamos que estamos haciendo una generación que puede que sepa
mucho de todo o de casi todo, que no sabe tanto como creemos, pero no sabe como
dirigir moral y éticamente su existencia. Y la ética y la moral, de momento es
algo que impregna todo, es como la sal o el azúcar que se necesitan en todos
los alimentos o en casi todos. Y si no, al final, no sabe bien, por poca sal o
azúcar, se necesita una cantidad. Igualmente para la conservación…
- Si hablamos con el
otro, sin venir a cuento, de los defectos de los demás o del otro ausente, el
presente podrá pensar cuando yo no esté delante de él o de ella hará lo mismo
conmigo mismo.
- Quizás buscar la paz y
el sosiego interior, quererse adecuadamente a si mismo, es la fórmula para
intentar salir de los propios errores y defectos, con prudencia y con modestia,
y con el saber auténtico y ortodoxo.
- Tener cuidado de los
sistemas y filosofías e ideologías que predican de la perfección personal a y
en casi todos los ámbitos. Tener cuidado porque están proliferando muchos
grupos que entran en las categorías de asociaciones perniciosas para las
personas, tanto psicológica, o moral o económica o social o espiritualmente
hablando. En los caminos de la perfección moral es necesario la prudencia y el
saber auténtico… hay demasiados impostores en estos caminos, hay muchos
engañadores, hay muchos falsos profetas… La mayoría de veces, es mejor seguir
la vida normal y rutinaria de cada uno, cada uno con sus obligaciones y sus
oficios, y en ese camino, al lado de uno mismo, amándose a uno mismo, conocerse
a sí mismo, quererse a sí mismo, al lado de la propia familia, con prudencia y
despacio avanzar en el perfeccionamiento moral… hoy ir quitando un defecto de
gula, mañana un defecto de lujuria, pasado mañana un defecto de ira-cólera, al
año siguiente…
- No infravalores a
nadie, ni te infravalores a ti mismo. Así de ese modo, no solo verás tus
defectos, sino tus virtudes, así de ese modo no verás solo los defectos de los
demás, sino sus virtudes. Así de ese modo, aprenderás de ti mismo y de los
demás, y así de ese modo, no terminarás de aprender, y como Goya “aún aprendo”,
en su famoso dibujo del anciano con dos garrotes.
3. Quizás, para
concluir, ya que este es un tema eminentemente psicológico moral, deberíamos
cuándo percibimos o sentimos un defecto del otro, de la otra persona, primero
mirar, si nosotros también tenemos ese defecto, y a continuación, con
prudencia, racionalidad, sentido común, auténtico y ortodoxo saber, mirarnos a
nosotros mismos de vez en cuando, para intentar indagar cuales son nuestros
defectos e intentar superarlos… Por poner un ejemplo, si captamos que el otro,
habla demasiado de los demás, y sin prudencia y sin conocimiento de causa/s, y
sin necesidad, mirémosnos a nosotros mismos, si hacemos lo mismo…
http://twitter.com/jmmcaminero
© jmm caminero (13-22 julio 2016 cr).
Fin artículo 600º:
“Sobre los defectos”.
*
[1]
Galicia Digital.es, 22
julio 2016. 29 julio 2016.
El
Tambor de La Gomera.es, 22 julio 2016. 23 julio 2016.
Noticanarias,
22 julio 2016. 23 julio 2016.