Artículo Periodístico 582º: “El mal menor, el bien mayor”[1].
0. ¿Ante la situación
que está pasando la Península Ibérica cual es el bien mayor y cual el mal
menor? ¿Dónde está el sentido común, la prudencia, el sentido de Estado, lo
correcto o lo adecuado aunque no sea lo perfecto? ¿Cómo hacer posible la
gobernabilidad, un gobierno que pueda sustentar al Estado democrático, un
Gobierno eficiente y eficaz en la barahúnda política, económica, social, moral
en la que estamos insertos…?
1.
Siguiendo el adagio antiguo, en alguna de sus formulaciones, “lo supuestamente
ideal no está en consonancia muchas veces con lo conveniente y prudencia real”.
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A día de hoy, no sé dentro de diez días, no sé dentro de un mes, parece que lo
más prudente y lo más racional, es intentar “que la Península Ibérica” se
estabilice a nivel de Gobierno y a nivel de Estado, porque si no lo hace los
indiscernibles, los imponderables, las incertidumbres y las consecuencias en un
futuro a medio y corto y largo plazo pueden ser trágicas.
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Sin exageraciones y sin tragedias, pero no debemos olvidar, que en la Piel de
Toro, casi siempre hemos acabado como el famoso cuadro de Goya, “Duelo a
garrotazos”. No podemos olvidar, ni obviar que en el siglo diecinueve tuvimos
tres guerras civiles, que se denominaron carlistas, y en el siglo veinte, la
cruenta y cruel, denominada guerra civil. Aproximadamente en ciento veinticinco
años, cuatro guerras civiles. Que yo sepan no hay ningún país en Europa que
haya soportado y pasado por esta realidad trágica y dramática tantas veces en
tan poco tiempo. Repito guerras civiles, no guerras entre Estados.
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Nos han vendido el eslogan que fuera el bipartidismo. Y en la actual etapa
democrática nunca ha existido bipartidismo puro, semejante a otros países de
occidente, porque existían y existen cuatro o cinco partidos
nacionalistas-regionalistas-secesionistas en mayor o menor grado, que
complementan y, como se ha visto, casi siempre condicionan a ese supuesto
bipartidismo.
Es
obvio, y es evidente, que cuatro partidos a nivel nacional, más cuatro o cinco
a nivel regional, es imposible para gobernar o gestionar un país, para crear
gobiernos estables, estables al menos cuatro años, para hacer que el Estado sea
estable. Más cuándo no existe unas “segundas vueltas” en sentido estricto, es
decir, que vayan a ellas, solo tres partidos de todos los que se hayan
presentado a la primera vuelta.
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Ante la situación de no existir dos vueltas en Iberia, se tomó la opción de
“aprobar el sistema electoral vigente”, que claramente incentiva que se
reduzcan las fuerzas políticas.
La
cuestión es que es un clamor general cambiar el “sistema electoral”. No voy a
decir a día de hoy, si se debe o no se debe. Y sobretodo qué transformaciones
concretas. Porque si se va en dirección de hacer imposible dos o tres partidos
nacionales sino cuatro o cinco, entonces me temo que la gobernabilidad del
Estado y del Gobierno va a ser casi imposible. Cosa que es obvio y evidente que
se está viendo en estos últimos meses.
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Por consecuencia, se tendrán que realizar los cambios que se deban hacer, pero
que la prudencia y la racionalidad dispongan. Si queremos transformar los
próximos años y lustros, en una situación como la actual, es decir una
situación de ingobernabilidad, entonces “el mejor sistema es cambiar el sistema
electoral, ya que no se va a aprobar unas segundas vueltas restringidas”, para
esta situación. Por tanto, sería no solo una insensatez, sino una locura
colectiva, una locura política, un suicidio colectivo. Lo lamento decirlo tan
claro y tan alto y tan duro…
Ninguna
sociedad, ningún país, ningún Estado puede soportar estar cada tres o cuatro
años en una situación como la que estamos pasando y sucediendo, sin Gobierno y
sin casi gobierno. No olvidemos lo que se decía durante lustros, una de las
razones del fracaso de la Segunda República es que existían demasiados partidos
en el Parlamento. No volvamos a cometer el mismo error.
2.
A día de hoy, ante la actual situación (nacional, mundial, del mediterráneo) en
los distintos vectores y parámetros y variables… parece que lo más racional, lo
menos malo, el mayor bien es que, aunque en este medio, desde hace meses yo he
escrito “un gobierno nacional de consenso y de mutuo acuerdo de distintos partidos”,
parece que a día de hoy, lo mejor es lo siguiente:
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Que a la derecha moderada, la izquierda moderada la deje gobernar, aunque
realicen pactos para grandes cuestiones, grandes leyes a y en todos los
sentidos… Hay distintas posibilidades.
Que
por otro lado la derecha moderada estabilice el país, lo enderece, si no hacia
el mejor de los mundos posibles de Leibniz, si hacia una sociedad y un Estado
con el menor mal posible. Fundamente la economía, en la medida de lo posible,
porque al final, quién crea empleo es la sociedad civil (esa interacción entre
empresarios, empleados, sindicatos, gobierno, etc.), que en la medida de lo
posible reduzca el déficit público, en la medida de lo prudente enderece la
deuda nacional, en la medida de lo posible siga los veredictos del Gobierno
Europeo, no olvidemos que estamos en Europa, para lo bueno y lo menos bueno,
encauce por consenso el problema constitucional, y otras diversidad de
problemas graves y menos graves…
De
tal modo, “que en términos reales”, posiblemente la derecha moderada acabe
quemada dentro de tres o cuatro años…
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Mientras tanto la izquierda moderada, haga una oposición leal y legal y
prudente, de tal modo, que al cabo de tres o cuatro años, “recoja o pueda
recoger el testigo” del Gobierno. Y continúe gobernando si es posible, con los
parámetros y circunstancias que sean presentes en ese momento… pero para esto
la izquierda moderada, como bien mayor, como mal menor, debe dejar que
gobierne, pero que gobierne la derecha moderada, sin negar pactos concretos en
multitud de temas o cuestiones, sean de Gobierno, con más razón de Estado.
De
este modo, se consiguen esencialmente dos fines, la “derecha moderada”, puede
gobernar de forma fehaciente y eficiente, para intentar solventar multitud de
problemas de todo tipo en los que estamos insertos, sin negar la colaboración
del resto de fuerzas políticas y sociales. En segundo lugar, la izquierda
moderada, se recupera o se le deja tiempo para recuperar, colabora en la medida
de lo posible, pero no se “quema en el intento”. Y así de ese modo, “no cae, ni
en brazos, ni de unos, ni de otros”. Y así puede que se abra un “pequeño
horizonte de esperanza” a corto y medio plazo para la Península Ibérica, y
quienes la habitan… Y también se abra una esperanza para la izquierda moderada…
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Hay que pensar más en el futuro de los nietos y biznietos, y no pensar en los
sufrimientos y traumas que los abuelos-bisabuelos nos han transmitido. Si no
aprendemos esta lección, estaremos condenados a repetir los errores del
pasado…En estas décadas, lo hemos visto, en una generación, un país se pone en
primera fila, o en una generación, un país se pone en segunda fila…
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Otro día deberíamos hablar de la supuesta hipótesis “del Estado contra el
Estado” en Celtiberia, o del concepto “del golpe de Estado a plazos”, que nos
indicó el señor Guerra. Conceptos, ambos que deben no olvidarse. A eso hay que
añadirle o dentro de ello, “el problema de la secesión, en definitiva, a medio
plazo convertir la Península Ibérica en cuatro o cinco Estados”, y a ese
problema, se debe buscar el consenso entre toda la sociedad y estratos sociales
y territorios, “y no caer en el peligro de enfrentamiento entre clases
sociales, que parece que algunos desean”.
3.
Para concluir, no debemos olvidar, que en un mar o contexto de enorme crisis
económica, pero no solo económica, no se puede aprovechar dicha crisis, “para
crear una crisis institucional, política, constitucional”, con consecuencias
impredecibles a corto y medio plazo, para todos los habitantes de Iberia. Hoy,
parece que hay sectores de la sociedad, que “están jugando a aprendices de
brujo”, hay sectores de la sociedad que están llevando a la
sociedad-país-Estado a la bancarrota, al abismo, al autosuicidio. Hoy, parece
que una parte de la población, del país, de la sociedad, por diferentes causas,
por una enorme crisis económica, por enormes problemas personales y familiares,
se está llevando a la sociedad y al país y al Estado, no a una solución
racional y razonable y prudente, sino a ponerlo en una especie de autosuicidio
colectivo, al borde del abismo. Paz(n)x. ¿Cuál es el mal menor dentro del bien
mayor, cual es el bien mayor dentro del mal menor?
https://www.facebook.com/cuadernossoliloquiosjmm ©
jmm caminero (28 junio-02 julio 2016 cr).
Fin artículo 582º:
“El mal menor, el bien mayor”.
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