Artículo Periodístico 573º: “¿Amar al Ser Supremo?”[1].
0. Sé que plantear este
tema o esta cuestión, y más hacerlo en un artículo periodístico, limitado en
número de palabras, y potencialmente con lectores de todas las tendencias es
una especie de suicidio intelectual y cultural, es decir, que se rasguen la
mitad de la población las vestiduras y se abran las carnes. Pero si soy un
modesto librepensador y un modesto articulista de opinión tengo el derecho y el
deber de plantear cualquier tema, siempre que lo haga con la máxima
racionalidad posible, el mayor sentido común, dando argumentos o planteando
cuestiones, y siempre desde luego respetando todas las posibles opciones ante
cualquier tema o cuestión o pregunta y siempre bajo el imperio de la legalidad
vigente y la moralidad consensuada social.
1. ¿Por tanto en las ópticas
filosóficas religiosas o filosóficas religiosas o filosóficas metafísicas
occidentales se plantea esta cuestión de muchos modos o maneras…? ¿No ya solo
si existe Dios, que en otros artículos he mencionado las diez o doce grandes
posturas que existen a este respecto…? ¿Sino aquí planteamos, de existir el Ser
Supremo o Dios, y de si existe como posibilidad, si el ser humano tiene derecho
y deber de amar a Dios? ¿Por supuesto tendríamos que aceptar un sentido general
al concepto de amor y amar, y en particular al amor y amar al Ser Supremo o
Dios…? ¿Por otro lado centrándose en un concepto occidental de Dios o de lo
Sagrado Infinito que es diferente al oriental, en general, en distintos
sentidos, aunque hay diferencias en los sentidos orientales de Dios, igual que
los hay en los diversos sentidos occidentales metafísicos y religiosos, etc.?
En
el sentido europeo estaría esta idea atravesada por el concepto de Lucas 10, 27
y Deuteronomio 6,5. Es decir “Amarás al Señor Tu Dios, con todo tu corazón…”.
Expresado
diríamos más sucintamente, más metafóricamente, más modestamente, sería algo
así como que amarás al Ser Supremo con toda tu carne-mente-cerebro-alma
inmortal, cada uno según sus circunstancias, su situación, su estado de vida,
etc.
2.
Podemos estar de acuerdo o en desacuerdo con lo anterior, porque estemos en una
posición antitética, es decir, situados en un ateísmo, en un escepticismo o
agnosticismo, en un estado de duda práctica o teórica, o en todas las formas o
maneras existentes o posibles ante este tema. Pero debemos aceptar que debemos
hacernos al menos algunas reflexiones:
-
El concepto de Dios es y ha sido tan esencial en la civilización mundial desde
hace docenas de miles de años, llaméese Dios o sagrado o mito o totem o numen o
Misterio. Que ha conformado de alguna manera la mente humana, la cultura
humana, la sociedad humana y desde luego el Estado, en sentido amplio desde las
ciudades-Estado de hace cuatro o cinco milenios, además de los imperios
antiguos…
Negar
este hecho o dato que ha permanecido siglos o milenios en la conciencia humana.
Aún hoy en más de la mitad de la población mundial, tanto en Europa como en
Occidente. Negar este dato es negar una realidad empírica. La revolución
metafísica nietzscheana desde luego todavía no se ha completado, aunque es
obvio y evidente, que está en marcha de conseguirse, al menos en una gran parte
de Occidente…
-
En Nombre de Dios se han podido hacer enormes crueldades, pero en nombre de
Dios se han hecho a lo largo de la humanidad más bienes que males. Es más
cuándo no existe Dios, y una ideología sociopolítica atea toma el poder, en ese
momento, se pueden cometer enormes males, como se ha visto en el siglo veinte,
incluso ideologías contrarias en los asuntos sociopolíticos y antropológicos y
culturales, pero acordes o similares en la negación de Dios. Pongan ustedes
nombre si quieren y si pueden y si tienen valor…
-
Quizás y sin quizás, la civilización occidental se ha fundamentado en una
concepción de Dios siempre. Sea en una concepción, mal llamada pagana en las
culturas grecorromanas y coetáneas, y en una concepción judeocristiana hasta
hoy o incluso islámica…
No
se puede entender nada o casi nada en Europa, pero sobretodo casi nada de lo
bueno, y hay y ha habido y existe y ha existido mucho bueno, sin la concepción
de Dios, expresada en multitud de concepciones adjetivas o derivadas: Dios,
Justicia, Dignidad Humana, Conciencia Individual, Moralidad, Derechos de cada
ser humano, Solidaridad, Paz, etc.
Cualquiera
de los conceptos o ideas de Derecho, en general, de las grandes principios, se
basan en derivaciones metafísicos y filosóficas de la concepción grecorromana
de Dios o de lo sagrado o de la concepción judeocristiana. O de ambas a la vez…
-
Amar a Dios o amar al Misterio o amar al Ser Supremo exige un mínimo de respeto
y de autorrespeto hacia si mismo y hacia los demás y hacia ese concepto o
entidad o realidad de Dios. Es decir, unas mínimas normas morales, que pueden
ser una moral mínima universal…
Y
es aquí donde nacen la multitud de problemas de rechazo al amor-amar al Ser
Supremo, o al menos el de estimarlo. Es que no queremos seguir unas reglas
morales mínimas. Cierto es, no todas, sino cada uno, se salta la que cree
conveniente. Y caemos, generalmente, en lo que desde la antigüedad se denominan
faltas graves o errores morales capitales, o en lenguaje religioso uno o varios
de los llamados siete pecados capitales…
Dónde
hay un sufrimiento grave, a si mismo o a los otros, o algún otro, incluso a
nivel social, ahora se denominan trastornos psicológicos o de conducta, desde
un lenguaje científico social, es decir, psicológico o psiquiátrico, antes se
denominaban pecados capitales, léase lujuria, envidia, avaricia, gula, envidia,
cólera-ira, pereza-acidia…
¿Utilizando
lenguajes antiguos o modernos o actuales, o combinando ambos, dónde se examine
un mal, sea del tipo que sea, casi siempre hay un componente moral, o dicho
mejor inmortal, es decir, esa persona ha caído, por lo general en uno de los
siete pecados capitales antiguos o en un trastorno psicológico de personalidad
o de conducta, en lenguaje actual, que tiene también esos componentes…? ¿Antes
se llamaría lujuria, hoy trastorno psicosexual de conducta, por poner un
ejemplo…?
-
Dice más o menos Teresa de Cepeda, “quién de verdad ama a Dios, ama todo lo
bueno que existe en el mundo…”. ¿Pero todo lo bueno es todo lo bueno, no solo
una parte de lo bueno, sino todo lo bueno…?
-
¿Parece que la humanidad, no analiza de forma correcta el origen del
sufrimiento y del mal y de los males en el mundo…? ¿Durante siglos casi siempre
se le daba solo un origen moral o espiritual, de falta de moralidad correcta o
falta de espiritualidad correcta, ahora el mal se analiza como enfermedad o
trastorno psicológico conductual o, y como mal social o económico social o
económico político…?
¿Pero
la realidad del mal y del sufrimiento humano no será una combinación
interrelacionada de males que nacen del individuo, males que nacen de los
sistemas teóricos prácticos sociopolíticos, de males que se originan en la
estructuración biopsicológica conductual del individuo…? ¿O dicho de otro modo
si de verdad queremos reducir los males y los sufrimientos existentes en el ser
humano, en los colectivos, en las familias, en las sociedades, en los Estados,
tendremos que combatirlos de forma total e integral, no solo un tipo sino todas
las formas y maneras…? ¿Y todas sus combinaciones, interrelaciones,
interconexiones entre todas las esferas, variables, funciones, ponderaciones…?
¿Sí
o no, o cuánto sí o cuánto no…?
3.
Podríamos concluir que en todas las tradiciones metafísicas-religiosas o
filosóficas-espirituales-religiosas, tanto de oriente como de occidente, es
como una máxima o principio, que se podría describir del siguiente modo: “el
que ama a Dios, debe amarse a sí mismo de forma correcta, y a su vez amar de
forma adecuada al otro ser humano y viceversa…”. ¿Y sobre este principio se ha
fundamentado todo el desarrollo de todas las civilizaciones…? ¿Por lo cual, sea
usted ateo o teísta o deísta o antiteísta o creyente en una metafísica
religiosa o en otra, debemos aceptar que el ser humano necesita a Dios, que
exista o no exista el concepto o entidad o realidad de Dios, Dios es necesario
para la civilización humana, como contrapeso a tanto poder que el ser humano ha
tenido y tiene sobre si mismo o sobre los demás…?
¿Por
tanto, incluso aunque usted o yo o el vecino, supiese demostrar que no existe
Dios, cosa que nadie ha demostrado, y que por tanto, no hay que amar a Dios
porque no existe o no existiría, quizás aún la humanidad necesita a Dios, y
necesita amar a Dios? ¿Incluso usted se amaría a sí mismo y a los cercanos y a
los lejanos más y mejor, y de forma más adecuada, si siguiese creyendo, en este
concepto, que para usted puede ser o estar anquilosado, es decir el de la
existencia de Dios…?
¿No
deberíamos olvidar, que de los cientos de campos de concentración que
existieron en el mundo en el siglo veinte, muchos de los que fueron gestionados
por personas que creían en Dios, hicieron todo lo posible, muchas veces poco,
pero todo lo posible para intentar que esa realidad fuese lo más humana
posible, y salvar al mayor número posible de seres humanos, sabiendo que se
jugaban su propia vida…? ¡Nadie se rasgue las vestiduras, porque no se busca
ese fin, ante un artículo hecho con el máximo respeto a todas las personas…!
http://youtube.com/jmm caminero ©
jmm caminero (26 mayo 2016 cr).
Fin artículo 573º:
“¿Amar al Ser Supremo?”.
*
[1]
E. 19 junio 2016 al
Euromundo Global.com. P. 20 junio 2016.
E.
19 junio 2016 a MiCiudadReal.es. NP.
E.
19 junio al Digital Sur.com. P. 21 junio 2016.
E.
19 junio 2016 a Galicia Digital.com. P. 24 junio 2016.