Artículo Periodístico 570º: “Sobre la paciencia”[1].
0. Se podría definir la
paciencia como soportar la vida, los sufrimientos, las angustias, las penas,
los contratiempos con mesura, con calma, con racionalidad, con sentido común,
con equilibrio según la situación, según el problema, según la cuestión. Pero
la paciencia no es no actuar, sino actuar, de palabra o de obra de forma
correcta a la situación.
1. Entendemos que en el
mundo actual no es una virtud, antes se denominaba virtud, que sea loada y
cantada y homenajeada y buscada, e incluso, a veces, deseada. Es más, parece
que las pocas personas que aún guardan la calma y la mesura y un grado de paz
en los contratiempos son tenidos como menos, sin personalidad, sin carácter…
Pero durante siglos, en
los que se ha predicado e incentivado la paciencia para sobrellevar los
múltiples sufrimientos y males de la vida, ha sido una aptitud y actitud y
virtud muy apreciada. En el mundo grecorromano, que el estoicismo y los
neoestocismos eran una filosofía con un cierto grado de resonancia en la
sociedad, la paciencia, denominada ataraxia en su máximo grado de perfección,
era una meta en sí misma. Quizás, debemos decirlo con realismo, a veces,
exageradamente apreciada. Porque la paciencia como cualquier aptitud o actitud
moral o ética debe estar en equilibrio con otras, como la verdad, la bondad, la
justicia, la libertad, la prudencia, la fortaleza, etc.
2. Por tanto vamos a
reflexionar mínimamente sobre esta forma de ser y de estar en uno mismo y de
estar en el mundo, tanto sea a nivel individual o colectiva…
- Aristóteles nos
indicaría que la paciencia es el término medio entre aptitudes, en terminología
actual entre la desesperación ante las vicisitudes negativas del existir y
entre la aptitud indolente de no hacer nada y sufrir el sufrimiento por el
sufrimiento. El término medio entre la ira-cólera y la indolencia o el no
hacer-decir nada.
- La paciencia es una
forma de ser y estar y sentir que intenta guardar la paz y la mesura y la
calma. Pero la calma en el interior para tomar la decisión teórica y práctica
adecuada al problema y al sufrimiento en concreto. O dicho de otra forma y
manera, la paciencia, el ser paciente es un plus de poder tomar una solución o
respuesta, teórica o, y práctica adecuada al sufrimiento. Si perdemos la calma
y la paciencia, el interior se convierte en un mar, en un seísmo en mayor o
menor medida, por tanto, no podemos tomar la decisión correcta. Sea en la
respuesta de la palabra adecuada, sea en la acción o acto adecuado posterior.
Sé que puede ser en segundos la respuesta,
pero esa es la cuestión. Por eso, a no ser que sea una inminente
obligación de juicio o enunciado o palabras o de acto o de acción, hay que
esperar. La paciencia exige espera, en la mayoría de los casos.
- En el judeocristianismo,
sin entrar en la figura del santo Job, como figura extrema de la máxima
paciencia. La paciencia era la cura contra la ira-cólera, sea de palabras, sea
de emociones, sea de pasiones, sea de impulsos, sea de instintos, sea de
actos... Porque es evidente, como hasta la saciedad se ha indicado “que la
lengua ha matado a más personas que la espada”. O dicho de otra manera, la
lengua antecede a la espada o al mismo tiempo actúan. Comprendemos que vivimos
en un mundo complejo, se están lanzando a generaciones enteras al ruedo del
toreo de la vida, sin haberles enseñado una ética-moral mínima correcta y
probada durante siglos, ni una religiosidad-espiritualidad mínima aplicada
durante siglos en Europa. ¿Y qué está sucediendo que estamos enviando a millones
de seres humanos, adolescentes en su tiempo, adultos ya, a Alaska desnudos…? ¿Y
de ahí nacen muchos sufrimientos, para ellos mismos y para los cercanos y para
los demás…? ¡Desnudos…, sin las armas teóricas correctas para luchar con las
fuerzas de la vida, a nivel moral y a nivel espiritual…! ¡De ahí nacen enormes
sufrimientos y angustias, porque la vida lleva, al menos hasta ahora, los
accidentes del existir, muchos sufrimientos-angustias-penas-dolores…! ¡No solo
felicidades y alegrías y gratificaciones y risas, también penas y
sufrimientos…!
- En Occidente se ha
cometido un grave error, que es olvidar y obviar y ningunear la tradición moral
grecorromana tradicional, dicho de otro modo el aristotelismo, estoicismo, la
moralidad medieval, la ética y moral probada y estudiada y analizada durante
siglos y milenios. Por pensar que no es conveniente con un ateísmo,
agnosticismo, materialismos, hedonismo, etc. Y éste ha sido uno de los mayores
errores de Europa. Se podría haber perfectamente incentivado cualquier postura
ideológica-filosófica-sociopolítica pero no haber renunciado a la “moral
probada y analizada y estudiada y matizada durante siglos”. Porque ha dejado a
varias generaciones desnudas ante el frío-calor-hielo-tormenta-huracán de la
vida-existencia. Y el final ha sucedido que el ser humano occidental está
angustiado, nunca ha estado tan angustiado como ahora, ahora, que precisamente,
jamás ninguna generación en milenios ha vivido-existido con tantos niveles de
bienes y riquezas en todos los sentidos, incluido el pueblo… sin negar los
errores o las deficiencias… Un ser humano actual vive cien veces mejor que su
bisabuelo de hace cien años. Al menos en Europa.
- La paciencia, el que
busca la paz, el que busca no perder la calma interior, ni la exterior, el que
busca a cada estímulo interior o exterior dar proporcionalidad. No significa no
hacer nada. Porque no hacer nada o no decir nada, sería ir hacia un extremo en
lenguaje aristotélico, sino es dar la “respuesta adecuada, tanto de palabras o de
actos en la circunstancia y situación concreta”.
Por tanto, no hacer o no
decir nada, no es la respuesta, aunque pueda serlo en determinada situación o
problemática concreta, es decir, dejar el juicio práctico o teórico, la palabra
o el acto, a un momento o tiempo posterior, pero en general, es una actuación
adecuada a la realidad. Una reacción mesurada y con juicio. Ciertamente, en
muchas ocasiones demasiado difícil de tomar, porque o no llegas o te pasas…
- La paciencia como toda
virtud, en lenguaje clásico, se cultiva. La paciencia como virtud de la paz,
como algunos indicarían hay que plantarla, regarla, cuidarla, cultivarla,
dirigirla. Por consecuencia, hay que equilibrarla con el resto de virtudes o de
aptitudes correctas y adecuadas. No negamos que son malos tiempos para defender
esta forma de ser y existir y de estar en el mundo, pero creemos que es ahora,
aquí y ahora, cuándo y cuánto más se necesita, tanto para dirigir uno su propia
existencia, sea la que sea, para dirigir su propio negocio de la vida, en su
propia profesión, se pertenezca a un estrato social o a otro, a una ideología o
a otra. Hoy, que pones el televisor o entras en una red social y, encontrarás
ataques furibundos al hipotético o real adversario, sea de la política o de la
ideología o del estrato social o cultural. Hoy, hoy más que nunca se
necesitaría el desarrollo de la paciencia.
- Podríamos indicar que
en el tumulto del mar interior, lleno muchas veces de seísmos y volcanes y
huracanes, lleno de deseos-pasiones-impulsos-pulsiones-instintos, y un mar
interior lleno de ideas-conceptos-enunciados que no somos capaces de armonizar,
y un mar interior lleno de estímulos y necesidades interiores y exteriores que
no somos capaces de equilibrar… diríamos que hoy, la paciencia, la paciencia
interior es una meta que deberíamos intentar, poco a poco. No se puede
conseguir en un día, que deberíamos intentar obtener.
Quizás deberíamos
empezar, a dar respuestas más mesuradas en los juicios, abres páginas de
internet, y da miedo, las redes sociales. Y al mismo tiempo respuestas más
mesuradas en cuanto a la acción… Quizás, empezando por esto pequeño, empezando
a aprender a leer lo más fácil un día quizás nos convirtamos en grandes
escritores. Es decir, empezar por lo pequeño, en esta virtud-aptitud-actitud…
Pero en esto como en
todo, el escribidor-escritor sabe que se cazan más moscas con miel que con
vinagre, pero es más fácil, dar buenos consejos que seguirlos, y que se hable
de una virtud, incluso que se escriba y se argumente y se defienda, no quiere
decir que el escribiente sea un ejemplo en ella. Pero al menos, todavía no ha
perdido el norte, ni el sur, y todavía sabe lo que es el bien y lo que no es el
bien. Cosa que hoy, parece estamos perdidos, como si estuviésemos en un mar-cueva-laberinto
interior perdidos en nosotros mismos…
3. Para concluir, al
menos, cuándo veamos a una persona que es paciente, y encontraremos muy pocas,
al menos, no pensemos que no tiene carácter, ni personalidad, ni que es débil,
porque posiblemente y precisamente es lo contrario, quizás sea más fuerte que
nosotros. Cuándo veamos, si es que nos encontramos alguna vez en la existencia,
que alguien en vez de responder y hablar, deja tiempo al tiempo, y no da una
respuesta con ira, sino con sosiego y con razones o con argumentos. O incluso
se calla, porque la batalla se puede posponer otro día. Al menos no pensemos
que es pusilánime. Porque hemos caído en la transvaloración de todos los
grandes valores que nos han hecho grandes, durante siglos, desde los griegos,
hemos caído, demasiadas veces, al mal llamarlo bien, y al bien denominarlo mal.
Este es nuestro drama. Y esto aplicado a muchos tipos de actos y aptitudes, y
desde luego, demasiadas veces a la cólera-ira, la denominamos con valores
positivos, y a la paciencia-mesura-calma como imprudencia-debilidad… Nietzsche
ha ganado en esto también, por desgracia.
http://twitter.com/jmmcaminero
© jmm caminero (27 mayo-10 junio 2016 cr).
Fin artículo 570º:
“Sobre la paciencia”.
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[1]
Env. 10 junio 2016 a
Galicia Digital.com. Publ. 17 junio 2016.
Env.
10 junio a Xornal de Galicia. Publ. 11 junio 2016.
Env.
10 de junio 2016 al Digital Sur.com. Publ. 13 junio 2016.
Env.
10 junio 2016 a la Voz de la Palma.com. Publ. 13 junio 2016.