Me
siento, lo lamento decirlo, un escritor-pensador-filósofo-artista fracasado. He
fracasado, porque apenas nada de la producción cultural realizada, ha tenido un
mínimo de eco. Un mínimo, solo un mínimo. Pero más me siento padecer el
fracaso. Padecerlo.
Unos,
me dicen, que tengo que pensar como ellos, pero los de al lado, me indican que
tengo que pensar de otra manera. Y, y yo solo, siempre he buscado una cosa, la
realidad, es decir, la realidad-verdad, la realidad-bondad, la
verdad-prudencia…
No
me gusta ir en contra de ninguna bandera o ninguna ideología o ningún individuo
o ningún colectivo. Porque de todos he aprendido algo, todos creo que tienen
algo de verdad y de bondad. Pero todos también creo que tiene algo de error, y
muchas veces, de inmoralidad…
No
puedo, con mis palabras y conceptos e imágenes pictóricas, descifrarle todos
sus enigmas, porque yo puedo estar hablando en un momento de equis, pero a
usted le preocupa el tema zeta. No puedo saber, si mis palabras de hoy, son las
que necesitan su carne y corazón y alma…
Hay
seis saberes, con distintas metodologías, y sus limitaciones, sobre la
realidad: la ciencia, la tecnología, la filosofía, las artes, las
religiones-teologías, las culturas… Cada uno, con sus metodologías y sus
limitaciones. Y un concepto debe ser armonizado entre todos los saberes.
Comprendo que las artes rozan el
misterio, entre lo consciente y lo inconsciente, pero todo arte, tiene que
estar siempre bajo la mirada del saber ortodoxo, sea ciencia o, y filosofía
racional. Más allá, no está el mito, que tiene algo de racional, sino la
superstición. Y no entro en ella.
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