Es
un deporte en algunos ambientes, en algunas personas hablar mal de algunas
personas, quitarles la buena fama a algunas personas. No queriendo saber, que
según la moral de siglos, esto es un mal moral grave, incluso un pecado mortal.
Hay
personas que se les ha condicionado la existencia, durante diez o cuarenta
años, es decir, todo su desarrollo profesional o personal o moral o afectivo
porque se le ha creado una mala fama, una mala información, una mala noticia…
¿Y quién es responsable de ello…?
Quitar
la buena fama a una persona, es causarle un mal que puede durar décadas. Y el
que quita la buena fama a otra persona según la moralidad tradicional está
obligado a restituirle la fama, la buena fama. ¿Pero es tan difícil restituir
la buena fama a alguien que se la han quitado?
No
desees influir tanto en los demás, ni siquiera en ti mismo, expresa tus ideas y
tus conceptos y tus datos y tus hechos con simplicidad y modestia. Si alguien
quiere recoger algo, bien, si alguien o todos no quieren recoger nada, pues
también bien.
No
pienses que la persona que no murmura de otras es que no sabe nada, ni que no
observa, ni que no piensa, ni que le parece todo igual o todo bien, es
simplemente una persona que posiblemente después de años de autodisciplina ha
conseguido apenas murmurar de nadie.
Si
quieres buscarte un adversario, si no enemigo dile una verdad. Y entonces jamás
te lo perdonará. Solo se puede hablar en abstracto y en general, y después cada
uno tome lo que quiera.
Hay personas que empiezan elogiando
a una persona, para después denigrarla o murmurar o ningunearla o vejarla. La
murmuración es el mal de todas las sociedades.
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