Nunca
el ser humano ha vivido como ahora, ha tenido tantos derechos, teóricos y
prácticos, nunca. Al menos en occidente, y parece que el ser humano hoy, está
más disgustado, angustiado, sufriente ante si mismo y ante la vida. Parece una
paradoja y una contradicción.
Ciertamente
si los predicadores de religiones, tuviesen más racionalidad y más prudencia y
más sabiduría, y fuesen más perfectos y más santos y santas, el mundo avanzaría
mucho en todas las partes del mundo. El mundo sería más fácil…
Debo
reconocer que apenas entiendo casi nada del mundo, apenas casi nada de los
otros seres humanos, algo de mi mismo… ¡Quizás, esto lo pueda indicar, después
de haberme pasado toda la existencia intentando entender y comprender el mundo,
al ser humano, a mi mismo!
Nadie
es perfecto, pero igual que te obligas y buscas progresar en tantos campos de
la realidad, deberías también, modestamente, intentar perfeccionarte en el
resto de los campos de la moralidad, y de la espiritualidad, con prudencia y
racionalidad y sentido común…
El
problema de los defectos y errores de uno mismo, es que con el tiempo, no solo
afecta a uno mismo, sino a los cercanos, incluso a los lejanos, en mayor o
menor medida, a veces, incluso a seres que todavía no han nacido. Los aciertos
sucede lo mismo.
¡Debo
confesar que muchas frases del Evangelio no las entiendo, no tengo suficiente
inteligencia, ni suficientes conocimientos, ni suficiente nivel ético o moral.
Tantos años y décadas y no haber comprendido y entendido, algunas de esas
frases e ideas y versículos…!
Primero,
buscar principios verdaderos y bondadosos, segundo, aprender y aprehender como
llevarlos a la práctica, tercer, según circunstancias y situaciones.
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