Artículo Periodístico 537º: “La ley del embudo”[1].
0. ¿En la
sociedad sociopolítica de Iberia hay dos tablas de medir lo mismo…? ¿De ahí
surgen muchos problemas…?
1. Diríamos que hay dos
tablas de medir, para la misma causa o el mismo o similar motivo o razón se
tiene dos medidas o dos respuestas diferentes.
Según quién lo diga o
haga una cosa, según el que lo diga pertenezca o se diga es de una formación
ideológica o política o de una minoría o de otra, o de una cultura o de otra, o
de un territorio o de otro, según quién lo diga, y no lo que diga, según quién
lo haga y no lo que se haga, así se interpreta, así se valora, así se critica,
así se minusvalora o se hipervalora…
Por lo cual, nos
encontramos en una situación de permanente enfrentamiento, aunque sea
dialéctico o sea lingüístico…
En vez, si tal acto o
palabra “equis”, es o tiene una valoración negativa, lo haga o expresa quién
sea de la ideología zeta o eme o ese o uve doble… No, ese acto o esas palabras
o esos gestos tienen una consonancia y una respuesta, no en sí, y aplicable de
forma similar a todas las personas y a todas las personas de todas las
ideologías sociopolíticas, sino que depende de la persona y de la ideología que
haya detrás de esa persona, no del acto en sí.
Y así, así de ese modo,
no hay un clima de entendimiento, de diálogo, de aceptación de los propios
errores y de los ajenos. Todo se utiliza como diana y como arma arrojadiza…
Esto se podría
cuantificar, cuánto tiempo se dedica a favor o en contra, a una formación
política, desde un medio o desde otro… lo que se puede cuantificar y medir se
podría medir, a través de agencias o empresas privadas… Así de sencillo…
2. Por otro lado, a la
otra persona, de la misma ideología o de la otra. Hay que darle el beneficio de
la buena voluntad.
Por lo cual, a la otra
persona habría que hablarle con respeto. Si es además un cargo político,
elegido por las urnas, a todos se les deben respeto. Incluso se ha generalizado
no indicar ya jamás el don, menos aún el usted… sino que se ha llegado a la
costumbre rutinaria, que a esos grandes personajes, incluidos presidentes de
gobierno, se les llame por el apellido, como si estuviésemos en una escuela o
en un grupo de camaradas haciendo una buena comida… Aznar, González, Zapatero,
Rajoy… ni si quiera se les dice, incluidos los medios de expresión, señor
Aznar, señor González, señor Zapatero, señor Rajoy. No digo que se le tenga que
llamar excelencia como yo lo he oído, visto, leído en mis años de casi niñez.
Pero creo que en esto se
ha pasado de un extremo a otro. Yo sugeriría y aconsejaría, a los medios de
comunicación, a sus organizaciones profesionales, que entre su ética deontológica,
volviese o añadiesen un artículo, que dijesen, que si es posible en los medios
de información no se le denomine Rajoy, Mas, Sánchez, Iglesias, Garzón sino al
menos se le antepusiese el señor y se les tratase de usted.
Creo que esta medida que
es simple y fácil y llana sería muy buena y muy beneficiosa para el orden y el
sentido común y la racionalidad y la mesura y la moralidad en la vida
sociopolítica. Porque sucede después, como consecuencia, que millones de
ciudadanos perciben como se tratan, y ellos creen que pueden hacer lo mismo con
el vecino, el médico, la profesora, el asistente social, etc.
3. Ya lo indiqué en un
artículo en este medio antes que sucediese, las Cámaras Parlamentarias
regionales, nacionales o Estatales o incluso los ayuntamientos son las “cámaras
máximas, en su orden, de la voluntad popular”. Valdría la pena volver a leer a
Rousseau, Montesquieu, Voltaire y la ilustración francesa.
Dichas Cámaras, cada una
en su orden, son el reflejo máximo de la voluntad popular, sea a nivel local o
ayuntamiento, sea a nivel regional o Parlamento Regional, sea en la voluntad
máxima o Cortes Generales… por tanto, dichas cámaras son un terreno, si no
sagrado en sentido estricto, cuasi sagrado en sentido laical y seglar. Por
tanto, son lugares que “las personas que han recibido la voluntad del pueblo
deben comportarse con respeto con el resto de personas que también están en su
misma situación”. Dichas Cámaras deben ser el lugar del hablar, de dialogar, de
dilucidar, de gobernar, de gestionar los respectivos territorios en sus
responsabilidades propias.
Por lo cual, los
parlamentarios son los que tienen el poder recibido por el pueblo, deben
comportarse con la máxima dignidad, tanto en sus gestos, en sus formas, en su
forma de vestir. Porque son el escaparate de la sociedad, de la voluntad del
pueblo, del pueblo, del Estado. Y ese reflejo y espejo se ve y se ve con
claridad dentro del país, de la misma sociedad, pero se ve fuera del mismo
país, se percibe en el mundo…
Debemos admitir e indicar
que no ir vestido de forma correcta en el Parlamento Nacional, en el Parlamento
Regional, en los Consistorios Municipales es un mal, a la corta y a medio plazo
y a largo plazo…
Por tanto, creo que
podemos y debemos exigir a los Parlamentarios, mesura y corrección en sus
palabras y gestos y maneras, y pueden demostrar lo que quieran con datos y
papeles, y segundo ir vestidos con la dignidad que el protocolo occidental
exige… Creo, nadie se rasgue las vestiduras que en los Parlamentos se exige el
traje y la corbata. Y lo digo yo que jamás me pongo corbata…
¿Si yo fuese un inversor
extranjero, sea de Asia o sea de América o del Pacífico y viese en el
Parlamento máximo de un país, un espectáculo poco mesurado, en las formas y
gestos y palabras y en la forma de vestir de los parlamentarios o parte del
parlamentario… Repito, me pregunto y me digo, si yo fuese un inversor de Asia y
estuviese pensando invertir un millón o diez o cien o mil millones de dólares,
y viese un espectáculo no correcto, posiblemente solo por eso no lo
invertiría…? ¿Porque diría entre mí, si así se comportan en el Órgano Máximo de
Representación Popular y de la Voluntad Popular, que diseñarán en los
despachos, en los órganos de diseño de las respectivas fuerzas sociopolíticas…?
4. Creo que es un mal
endémico, lamento decirlo, ojala esté en el error, yo quisiera, que las grandes
formaciones o ideologías, las de un color y las del otro, pusiesen solución a
este problema y otros similares. Quizás por la historia pasada, pero hay otros
países con historia similares o parecidas, que encuentran el punto común y el
punto normal de encuentro. Al menos de entendimiento. Y no encontrar el
entendimiento, la mesura, la racionalidad, un lenguaje respetuoso es al fin una
tragedia. Y se puede convertir en una tragedia no en el teatro, sino en las
calles.
Por lo cual, todo,
pequeño o grande, todo lo que contribuya al sosiego, al entendimiento, al
respeto, a la racionalidad, a la prudencia, todo será bueno para ahora y para
mañana…
De ahí que la mesura y
el comedimiento, debe empezar en distintos ámbitos:
Primero,
en la vida sociopolítica, por lo cual, todos los integrantes de formaciones
política, deben respeto a otras personas de otras ideologías.
En
segundo lugar, por no decir el primero, en las Cortes Generales, Parlamento y
Senado, nacionales y regionales se debe utilizar un uso correcto y moral de las
palabras. No hay que insultar jamás, y el parlamentario que insultara debería
tener una sanción por parte de la Cámara de Representación concreta. Y se puede
insultar de muchas maneras y formas. No hay que perder las formas, ni en el
lenguaje, ni en los gestos, ni de otras maneras o formas.
Tercero,
se puede decir y analizar lo mismo, es más, se puede expresar más profundamente
algo, sin insultar a nadie, solo dar datos y argumentos. Por lo cual, el
insulto de cualquier forma, debe ser erradicado de la vida política, a y en
todos los niveles… en vez de decir, ladrón, por poner un ejemplo, se puede
indicar que las cuentas de gastos no armonizan y mostrar las pruebas.
Este es un defecto
grave, que empezó a darse, en la transición. Y según algunos tuvo efectos
positivos y electorales para algunos grupos. Y esto ha sido un defecto que se
ha ido eternizando… “Tahúr del Missisipi…” o, algo así que no deseo recordar…
Cuarto, en los medios de
comunicación social. Jamás utilizar una palabra que sea ofensiva para otra
persona, para otra persona de otra formación, otro posible contrincante… Se
pueden dar todas las razones y todas las argumentaciones y todos los datos sin
tener que insultar a nadie, ni a nada… para eso como he indicado creo que las
asociaciones de medios de información podrían o deberían añadir y exigir un
artículo en ese sentido en sus éticas deontológicas o en sus artículos de sus
organizaciones profesionales. Porque los medios de comunicación tienen mucha
importancia para el resto de ciudadanos.
Quinto en la vida normal
y rutinaria de los ciudadanos, cada uno puede y debe ser de la ideología que
quiera, pero debe mostrar respeto y lealtad a sus gobernantes, sean de su color
o no lo sean, deben tener respeto a las leyes, y deben tratar a los demás, con
suficiente mesura y amabilidad. Si no están de acuerdo con sus medidas, se
pueden y se deben expresar pero con comedimiento, con argumentos, sin insultar,
y llamando, si es posible de señor o de usted, a tal parlamentario, a tal
alcalde, a tal concejal, a tal ministro, a tal parlamentario, a tal presidente
de una región o del Estado.
Creo que son normas de
sentido común y de prudencia y de racionalidad. Entendemos que en un momento
determinado a alguien la boca se le convierte en un volcán. Pero el problema es
que no se puede crispar más a la sociedad, más de lo que ya está. Porque si
soltamos los perros asilvestrados en las calles no sabemos lo que sucederá…
5. No podemos entender
que el otro, en principio va con mala voluntad, puede que esté equivocado, por
lo cual, puedes analizar y dar tus razones. Pero el otro también tiene su
cabeza, sus experiencias, sus deseos, sus intereses. Y son lo mismo de justos y
equitativos, en principio que los tuyos…
Pero desde luego, no se
puede tener dos varas de medir, no puede ser lo ancho para mi y lo estrecho
para ti, y desde luego ante una frase o palabra similar o un hecho o acto similar,
realizado por dos personas, de distinto grupo ideológico, no puede ser, que
para unos se le juzgue de un modo y para el otro se le juzgue de distinto modo
o manera…
Pongamos medida y
racionalidad y mesura y sentido común, que es lo que crea el clima de diálogo y
de entendimiento, y pongámoslo todos, los ciudadanos y el pueblo normal, las
personas de todos los medios informativos, que diríamos nos interpretan la
realidades sociopolíticas, los gestores de la cosa pública, en sus distintos
grados y niveles de responsabilidad, y desde luego los altos cargos políticos
de representación nacional o regional…
(Este artículo en lo
esencial se escribió hace nueve meses…).
¡¿Es mucho pedir…?!
Twitter.com/jmmcaminero © jmm caminero (18 julio 2015-30 abril 2016
cr).
Fin artículo 537º:
“La ley del embudo”.
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