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lunes, 25 de enero de 2021

881. Estratos sociales y estratos culturales.

 881. Excesiva crítica social.

                        -Los libros de artista que he realizado, tanto los pintados sobre ediciones normales, o los del tamaño de cartulina, pintados y textos pegados, los denomino libros o libros de artista, y lo son, pero son esencialmente, lo que siempre he hecho y querido hacer, “libros medievales”, como los códices medievales, que eran escritos a mano y después, algunos, dibujados-miniados, pues en este caso, los textos que yo expongo, son fotocopias de libros de literatura, tomados de Internet, y, acompañados de dibujos-pinturas. Son adaptaciones de la idea de los libros medievales…

                        Pero el problema es que mis coetáneos, no valoran, al menos, las obras que yo he realizado. Ni siquiera sé, casi todo está por el mundo, la situación que tendrá y en la que estará…

                        -Si usted no ha leído y pensado, a los grandes pensadores y filósofos, lo suficiente o un mínimo, pienso que no debe leer mis escritos de filosofía, porque usted perderá el tiempo, no tendrá perspectiva suficiente, y sobre todo, debe leer y pensar y reflexionar a los grandes maestros del pensamiento, y no a mí, que yo soy de quinta fila comparado con ellos. Al menos, hasta que no digan lo contrario, los especialistas en esta materia.

                        Comprendo que le extrañará, porque todo el mundo quiere que todos lean sus escritos, sean de literatura o de filosofía o de ciencias sociales, y, pocos le dirán, que primero, lea los considerados históricamente como los grandes…

                        -No me agrada, todo lo contrario, cuando se ataca crítica y agriamente a un sector de la sociedad, estamento social, oficio o profesión. Especialmente, criticar a los políticos, como parece es deporte nacional en estos últimos lustros. No me gusta que se utilicen malos términos y vocablos y frases, contra ideologías o partidos políticos, contra políticos de carne y hueso, sean de un color o sean de otro. No solo no me gusta, me desagrada. Pienso que esto es un error, del pueblo español en general, y de muchos intelectuales.

                        Pienso, que hay que analizar realidades de todo tipo, unas veces, con argumentos y respeto, no se puede estar de acuerdo con unos, otras con los otros. Pero caemos demasiado en el maniqueísmo. Incluso aquellas personas y tendencias que se alejan de nuestra ideología, psicología, intereses merecen un respeto. Ya deberíamos de haber aprendido del ruedo ibérico.

                        Sé que pago un precio muy alto por esta razón, de ostracismo cultural, porque me niego a defender sin ninguna crítica ninguna ideología o estamento social, pero también me niego a criticar sin límites a ninguna ideología ni clase social. Nadie me considera de los suyos, porque nadie siente que los defiendo solo a ellos, o por lo menos, critico sin piedad a sus contrarios. Estoy cansado, hoy un librepensador está condenado al silencio, como es mi caso, aunque sea un modesto librepensador…