Al
final, la gran partida que cada ser humano, juega, es por el bien o el mal, es
decir, por su alma, por su propia alma, salvarla o condenarla.
Una
norma equis, un individuo la niega y se la salta cuándo afecta a otros, pero
tiene otra postura cuándo se aplica a si mismo.
Saber
cuánta población acepta o niega una norma moral, equis, es un adelanto enorme.
Otra cosa es que la cumplan en mayor o menor medida. Que una norma zeta sea
aceptada o negada por el sesenta o el setenta por ciento de los humanos es muy
importante.
Avanzaríamos
mucho en cuestiones morales, si la sociología y otras ciencias sociales nos
aportasen sus consideraciones. Ejemplo, si una norma equis, es aceptada o
negada teóricamente, por el noventa por ciento de la población mundial o, y el
ochenta por ciento de las culturas.
Si
alguien tiene que sufrir un efecto causado por otro ser humano o por la
naturaleza, y considera que es un mal para él o ella. Hay que analizar si
ciertamente es un mal o no lo es. Un mal, según alguno de los aspectos de la
realidad o, y un mal moral o un mal espiritual.
El
mal sería el desajuste de la Naturaleza Humana.
Nada,
ni nadie como el Buen Dios, ni ahora, ni ayer, ni nunca. Si el ser humano
individual o la humanidad va olvidando a Dios, le vendrán más males y
sufrimientos y angustias, aunque lo haga creyendo que busca más libertad, más
equidad, más de todo los grandes valores…
La
cuestión en las normas morales o jurídicas o sociales, es la relación entre lo
positivo y lo negativo. Una norma equis positiva, puede que arrastre un error,
pero no admitir esa norma positiva equis, ocasiona veinte equis de errores o
diez equis de error o cien equis de error.
Puede
que respetar o defender algún derecho o norma de los Derechos Humanos de 1948,
sea un error u ocasione un error o mal de un equis, pero ir en contra o no
permitir ese derecho, ocasiona un mal de diez equis o veinte equis o cien equis…
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