Artículo Periodístico 482º: “Adicción al juego”[1].
0.
Se puede denominar la adicción al hábito o conducta de una persona hacia una
sustancia, práctica, costumbre que es negativa, dañina, perjudicial para su
vida personal, familiar, social, en los terrenos de la salud física o psíquica
o económica o moral y que el ser humano que la padece le cuesta mucho quitarse
de ella o abolirla de su conducta y práctica.
La
adicción al juego o ludopatía o al juego patológico es la conducta patológica y
descontrolada a algún juego de azar teniendo repercusiones negativas para el
individuo, familia, sociedad, incluso para el Estado…
1.
La adicción al juego como cualquier conducta teórica-práctica tiene una
multitud de variables y variedades y características y los sujetos que la
padecen pueden estar en determinada situación de adicción y por tanto de
relación negativa con ese objeto. Pero podríamos indicar algunas
características o variables:
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Lo primero que habría que indicar que la persona que la padece o cree padecerla
o, y el entorno familiar o de amistades
debe consultar a personas especializadas, médicos, psicólogos, psiquiatras,
incluso abogados en algunos casos.
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Generalmente el individuo que la padece dichas adicciones no cree padecerla y
la camufla de mil maneras y mil formas. Entre otras como que es una inversión
que no es un juego. Que él o ella conocen suficiente de ese “juego” y que lo
puede controlar, existen cientos posibles de tipos de juegos dónde la adicción
se puede producir. También que aunque hasta ahora ha perdido mucho o poco
dinero, pero lo va a recuperar y que no olviden que también “ha ganado algunas
veces…”.
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Parece ser que en casi todas las adicciones se dan en mayor o menor medida una
serie de características, aunque no todas se producen en el mismo sujeto: baja
autoestima, baja capacidad de soportar el estrés y la frustración, no gestionar
de forma correcta las emociones y sentimientos, la mitomanía en mayor o menor
grado, la doble o triple vida que el sujeto lleva, diríamos una vida normal, al
menos en principio, pero después una segunda vida debida a esa adicción
concreta, el sujeto pierde libertad ante ese juego, se ve obligado de alguna
manera a continuar con él, cuando produce una mezcla de necesidad y de placer y
de sufrimiento.
Hay
autores que indican que en muchos adictos al juego existe una especie de
narcisismo, alteración de la propia valoración personal, no conocimiento
suficiente de uno mismo, ni de los propios impulsos, emociones, etc. Buscar el
sosiego y la tranquilidad con un objeto externo a ese mismo individuo, por
ejemplo el juego, que le hace olvidar otros sentimientos o frustraciones
debidas a otros factores.
Algunos
autores indican que estos sujetos llevan heridas o traumas muy profundos,
conscientes o inconscientes o semiconscientes que el sujeto no ha sabido
organizar o gestionar o planificar o resolver. Incluso trabajar o vivir al lado
de un espacio dónde esté dedicado al juego puede ser un factor de adicción al
juego…
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No podemos olvidar que en algunos casos la adicción llega hasta la destrucción
psicológica y económica del individuo y de la familia. Lo cual en estos casos
ya límites requieren metodologías terapéuticas, incluso de ingreso en centros
especializados.
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Actualmente internet ha abierto nuevas vías a todas las adicciones, al juego
también. Por lo cual, parece ser que hay más posibilidades de aumento a estas
adicciones, y por tanto, incluso quedar más camufladas, porque se pueden
realizar desde los propios hogares.
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El ICD-10, DSM-III, CIE-102 considera a la adicción al juego o ludopatía como
una enfermedad y una patología. Es decir es un sistema adictivo pero sin
substancias como lo son la droga, el alcohol… Se suele tomar la fecha de 1980
cuando la Sociedad Americana de Psiquiatría lo incluyó como trastorno en el
DSM-III.
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John Bowlby indica que las adicciones tienen una base en las relaciones incorrectas
de la madre y el niño-a en las primeras fases de su vida. Si esa relación entre
madre y bebé-niño es insegura puede ser la base, no siempre de adicciones en el
futuro.
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Siempre se ha dicho que si vas a jugar a un juego nuevo, por ejemplo, las
carreras de caballo, Dios quiera que pierdas la primera vez, no pierdas mucho,
pero que no ganes, porque si ganas tienes más posibilidades de engancharte al
juego. Por esto son tan peligrosos los juegos de azar aquellos que la
recompensa, la potencial o posible recompensa o ganancia se efectúa no al cabo
de un mes o dos sino a los pocos minutos… porque entonces el ciclo de “juego y
ganancia o de juego y perdida se produce a los pocos minutos o segundos”, por
lo cual la adicción se hace más fuerte. Y especialmente en juegos que se pueden
materializar de forma fácil, en establecimientos públicos o ahora por internet.
También es un peligro diríamos los estímulos, luces, colores, sonidos que
algunas máquinas o salas emiten para atrapar a los jugadores y jugadores
adictivos…
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La falacia del jugador o también denominado el efecto de Monte Carlo que el
jugador cree que porque ha salido una determinada seriación del juego, la
siguiente será de otra manera, y entonces apuesta a eso, si han salido tres
bolas rojas, la siguiente será más probablemente negra. Desconociendo en muchos
casos las leyes matemáticas y las leyes del azar.
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Según estadísticas alrededor del dos por ciento son personas adictivas al juego
o lo han sido alguna vez en su vida. Lo cual es un porcentaje muy alto.
Evidentemente con distinto grado o escala o nivel de adicción.
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Existen pruebas o indicios o tests que indican qué grado o si existe adicción
al juego, existen muchas entre otras las que se denominan SOGS.
Como
en toda enfermedad o patología si se soluciona o se endereza o se trata en los
primeros pasos es más fácil después la solución, y tiene menos consecuencias
para la persona que la padece, para la familia, para la sociedad…
Existen
en internet distintos autotest con distintos tipos de preguntas, como las
siguientes: ¿Cuándo es la última vez que has jugado…? ¿Cuánto dinero te has
jugado en este último mes o en estos tres últimos meses, cuántos has jugado y
cuántos has perdido…? ¿Has pedido dinero a amigos…? ¿Crees que es un problema
ya en tu entorno familiar? ¿Tus seres queridos cercanos están ya preocupados y
te han llamado la atención…? ¿Eres consciente que quizás ya no tienes control
sobre el juego o ese determinado juego…? Etc.
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Según Becoña el jugador pasa por tres fases: primera etapa dorada, el jugador
solo es consciente de lo que gana, no de lo que gasta; segunda etapa de la
desesperación, el jugador es consciente de la perdida de su dinero y de las
consecuencias personales y familiares que tiene su adicción, pero no es capaz
de salir de ello; tercera etapa, el jugador toma consciencia de su problema y
de alguna manera intenta salir de él, ayudado por su entorno familiar,
especialistas, etc.
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No debemos olvidar que casi todo lo que realiza el ser humano, todo lo psicológico
o existencial o vivencial no tiene solo una causa, ni solo tiene una
consecuencia, sino que pueden existir diversos motivos, razones, causas
conscientes o semiconscientes, y por supuesto tienen diversas consecuencias y
efectos. Por lo cual se forma una especie de nudo gordiano que es en definitiva
la adicción.
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Las terapias son diversas según el paciente o persona concreta, según el juego
concreto, según el nivel de adicción, pero suelen ser terapias individuales,
terapias familiares o de pareja, terapias cognitivas o conductuales, grupos de
apoyo para la postadicción, etc.
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Es esencial que el individuo y la familia y su entorno no pierdan la esperanza
y de que dicha adicción se puede curar, que tiene tratamiento, y que por tanto
tienen que juntar todas las variables y todas las relaciones y todas las pautas y todas las conductas para
que dicha realidad se pueda producir, para un correcto tratamiento… Es
importante que la sociedad civil y todas las organizaciones que la forman y
conforman sean conscientes de dichos problemas y busquen soluciones para
minimizar los efectos, para buscar soluciones, etc.
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No podemos minimizar las consecuencias de la adicción al juego, aunque ya las
hemos incluido algunas anteriormente pero habría que recordarlas: problemas
graves familiares, no solo afectivos o rupturas de pareja, sino también
económicos, problemas para los hijos y sus desarrollos afectivos, incluso
vocacionales o económicos, quiebras de fortunas familiares en algunos casos,
perdidas de empleo, caer en otras adicciones de distintos juegos o en otras
adicciones (sean de alcohol, drogas, sexo, etc.), deudas en mayor o menor
grado, en algunos casos pueden caer en conductas delictivas para obtener
dinero, etc.
2.
Para concluir diremos tres notas:
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Hay que enseñar al ser humano y el ser humano debe aprender que hay multitud de
conductas y de actos que son positivos para el ser humano, y que puede realizar
que son buenos para el individuo, su familia, la sociedad… por tanto habría que
reivindicar la multitud de actividades y prácticas humanas que son buenas y
positivas para la salud física, psíquica, social, moral, incluso espiritual… y
alejarse de todo lo que exista un peligro potencial o real negativo o
pernicioso.
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El enfermo adicto al juego debe no perder la esperanza de salir de dicha
enfermedad, y considerarlo una enfermedad. Los familiares tampoco deben perder
la esperanza y consultar a personas especializadas que le orienten y le
indiquen lo que deben de hacer.
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No olvidar, que por poner un ejemplo la probabilidad de ganar a un juego, como
es la Primitiva se dice que es una entre ciento cuarenta millones de
posibilidades…
twitter.com/jmmcaminero
©
jmm caminero (22-26 febrero 2016 cr).
Fin
artículo 482º: “Adicción al juego”.
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[1]
Env. 26 febr.
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26 febr.
Env.
y publ. 01 marzo 2016 el DiaDigital.es.