Escribí hace tiempo que
si la cultura como industria quiere hacerse más racional y una gestión
industrial más eficiente y racional se necesitan entre otros puntos lo
siguiente:
-Crear
centros documentales, dónde por especialidades o materias, se encuentren, curriculum
y obras y títulos según especialidad de todos los autores posibles. Conocidos y
desconocidos…
De
ese modo, a mi manera de ver, toda la industria cultural mirase y bebiese de
esas fuentes, agentes literarios, agentes de otras materias, directores de
museos, de revistas, investigadores…
El autor envía su
curriculum y otros datos a esa base de datos online. Y los demás ya buscan… No
como ahora, que un libro por ejemplo hay que enviarlo a mil agentes literarios
y a mil editoriales, para que después no te lo publiquen…
Estos centros pueden ser
virtuales u online, o pueden ser materiales o ambas cosas. Pueden hacerlos
bibliotecas, museos, universidades, fundaciones públicas o privadas,
particulares, etc.
Autores y curriculum de
todos los niveles y categorías, sin selecciones previas. Solo con unas
condiciones mínimas, si son artistas, si han hecho una exposición en lugar
público o en sala privada. Si son autores si pueden mostrar y enviar el
registro de propiedad intelectual.
El autor debe trabajar e
investigar y crear en su especialidad, y lo demás es una añadidura, no tendría
sentido que un matemático tuviese que escribir a docenas de editoriales para
que le publiquen su artículo. Sabe que enviando a varias por lo general, le
seleccionarán… y las envía, y después continúa trabajando en otro tema…
Einstein no se pasó diez años o veinte o cuarenta intentando que le publicasen
sus famosos cinco artículos del año 1905. Sino que una sola revista se lo
publicó, incluso admitiendo la novedad e innovación que aportaba…
Aunque en las letras y
en las artes y en las humanidades no sea lo mismo, hay que acercarse a esa
realidad…, al menos en este tema…
-Hay que intentar que
ninguna obra, ningún autor, sea considerado famoso o no, su trabajo no se
pierda. Porque no sabemos lo que tendrá importancia dentro de cien años. No
sabemos lo que abre nuevos caminos y nuevos mundos con total exactitud. Además
de valorar el trabajo de los demás, el trabajo de meses y años y décadas…
Por lo cual volvemos al
punto anterior…
-Buscar sistemas de
selección más racionales. Hace lustros propuse, pero esta idea se puede
perfeccionar, que se creen comités de selección, en parte de gestión pública, y
en parte de gestión privada… en distintas especialidades… y por ejemplo, ese
comité de diez o cincuenta personas, de forma oculta, nadie sabe sus nombres,
solo un comité secreto, se le envían las obras de los autores…
Este
comité examina esas obras, sus curriculums, y después dan un veredicto, por
ejemplo, del uno al diez…
Un
autor escritor, por ejemplo, envía sus cinco o diez libros, unos publicados,
otros no publicados, y su curriculum. A ese comité. Ese comité se lo envía a
esas cincuenta personas. Cada persona seleccionadora, no conoce, a los demás
integrantes de ese comité…
Al cabo de un mes, por
ejemplo, dan un veredicto, y ese comité, suma todas las soluciones, y se lo dan
al autor, o lo hacen público…
Por una parte, el autor,
sea la especialidad que sea, se compromete, a aceptar que el veredicto sea
público, así muchos no se atreverán a someterse a ese comité, y al mismo
tiempo, ese comité y sus resultados servirán para algo. Así se puede ver si se
equivocan o no. Si en el futuro han acertado o no…
Creo que hecho de forma
seria, sin engaños, sería o tendría un enorme valor…
Pueden existir distintas
variedades. Pero sería una forma de descubrir o intentar descubrir talento. No
solo por la selección de un libro o de un cuadro o de una obra, sino de todo lo
que ha hecho…
A mi me gustaría que esto
existiese y alguien, que fuese serio y experto, me dijese si la obra Cuadernos
o Pensamientos, de los que estos párrafos son o forman parte también tienen
algún valor… Pero yo esto, si alguna vez se hace, jamás lo veré…
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