58b. Sobre
el mal y la Providencia.
Casi
todo el mal existente en la tierra es cosa humana.
Si
un padre equis enseña al hijo que no debe beber, no debe caer en el
alcoholismo, y si el padre tiene buenas costumbres, aunque no sea perfecto, el
padre tendrá un grado de responsabilidad mínimo, pero si el hijo libremente, o
por otras razones, o por multitud de motivos cae en dicha realidad o en dicho
vicio o desvirtud o patología o enfermedad, ¿se le puede echar la culpa al
padre, que lo intentó enseñar con buenas costumbres, que se lo avisó, etc.?
Otra
cosa, es que el hijo, sea responsable, solo en un grado determinado. O dicho de
otra manera, solo en cierto grado, porque las circunstancias, la sociedad, su
psicología, sus traumas, etc.
Pero
desde luego, no se le puede echar la culpa al padre, o al padre mínimamente, al
hijo, en mayor grado, y después todas las circunstancias, ambientes, traumas,
etc.
En
definitiva, estamos hablando del problema del bien y del mal, del sufrimiento y
de la felicidad, del determinismo o indeterminismo, es decir, de tener libertad
o no tenerla.
En
el caso de Dios, sea un Ser existente en Sí, o no lo sea. Sucede lo mismo, si
Dios nos enseña, según el cristianismo unas normas morales espirituales,
pongamos por caso los mandamientos y no caer en los siete errores morales graves
o pecados capitales…
Si
después, cada individuo, por circunstancias, situación, traumas, o mil razones,
cae en un error moral grave o en otro, ¿le vamos a echar la culpa a Dios?
Podemos
decir, es que Dios en su Infinito Amor, puede actuar, pero el problema, es que
igual que el padre y el hijo, el padre puede enseñarle, pero solo puede llegar
hasta un grado. Lo mismo, en el caso de Dios, si actúa demasiado en el mundo de
los hombres, quita a los hombres la libertad, se convierten en unos seres sin
libertad, en algo más o menos o parecido a los animales, todos movidos por los
instintos, con un grado de libertad y de autonomía tan pequeño, tan nimio, tan
casi nada.
Por
lo cual, la inmensa mayoría de males existentes, en el mundo, están
construidos, en parte, o en gran parte, por la acción u omisión de los seres
humanos, en mayor o menor grado.
Incluso
los físicos o naturales, no todos, pero muchos, se podrían evitar, si los
sistemas individuales y colectivos de organización social, fuesen más
racionales y eficientes, y no digo todos, pero quizás si muchos. Si nacen un
uno por ciento de la población superdotada, cuánto genialidad y talento se
pierden, por multitud de razones.
El
cristianismo indica tres fuentes de tentaciones y de potenciales males, si no
se ordenan bien, uno, la carne, es decir, todas las concupiscencias negativas y
todas las tentaciones desordenadas de la carne-cuerpo, el mundo, todas las
potencialidades negativas del mundo, o desórdenes del mundo, y después el
Tentador, que tienta a los humanes, con carne y mundo, por lo general, para que
caigan en el mal. Esto es lo que indica el cristianismo…
Analicen,
cualquier mal, personal o individual, grave, y encontrarán, en parte, una
actuación negativa o inmoral o éticamente no correcta, de algún individuo o
persona. También de un grupo o colectivo, o incluso de una sociedad o cultura o
Estado. No digo en la totalidad, pero si en gran parte, casi siempre, por acción
o por omisión. Analicen y verán.
Entonces,
no podemos echar la culpa a Dios, exista o no exista, del mal que exista, tanto
por acción o por omisión. Porque si Dios, te da unas normas, si Dios, espera
que le pidas y le ames, y si no lo hacemos. Queremos acaso perder la total
libertad y total voluntad y total autonomía.
Desde
luego en la historia del cristianismo, ayer y hoy, ocurren los milagros. Por qué
este milagro especial a esta persona y no al resto del millón que padecen el
mismo mal. Esto es ya un enigma que supera mi inteligencia. Por qué el milagro
de Olivenza a ese hospicio, cuándo en España, existían cientos de casas con las
mismas características. Eso ya supera mi inteligencia. Pero también debo
indicar, que dentro de la doctrina clásica espiritual del cristianismo, Dios
haría muchos más milagros y señales prodigiosas, si encontrase hombres y
mujeres, que libremente se entregasen más y más a Dios, y con racionalidad y
con los sacramentos, irían recibiendo de Dios, gracias y dones, cada vez más
profundos, y en esa inserción, entre el misterio de un ser humano que ama a
Dios enormemente, y la Providencia Infinita del Amor-Amar de Dios, en esa relación,
de esas dos personas, en gracia, en esa situación, Dios otorga multitud de
gracias, para ese ser humano y para los que les rodean, a través de ese ser
humano, Dios otorga gracias y dones y signos especiales. Como en el
cristianismo, siglo tras siglo, se demuestra y muestra…
Pero
echar la culpa a Dios, del mal es una barbaridad y blasfemia, decir, que no existe
Dios, porque no evita el mal, como razón y argumento es comprensible, es
humano, pero es erróneo, como sucintamente creo haber demostrado en frases
anteriores. Cierto es que como consuelas a una madre que haya perdido un hijo o
un marido o un hermano o las mil injusticias y crueldades que ocurren en el
mundo.
Personalmente
abogo, por la democracia mundial y un Único Estado Mundial, conseguido en paz y
en tolerancia, y acuerdo en paz de vivir todas las ideologías, creo que se evitarían
docenas de tipos de males, que afectan, unos y otros, y afectarán a cientos y
miles de millones de seres humanos… Se evitarían millones y millones de
sufrimientos, se amplificarían cientos de millones de bienes… Pero los hombres,
y sus ideologías, no quieren o no saben o no les gustan, por tanto, después
vendrán males de todas las clases, después les echaremos la culpa a Dios,
diremos que no existe, cuándo sabemos la solución, o a medias intuimos la
solución, además conseguida poco a poco, en paz y en tolerancia, de mutuo
acuerdo… Paz y bien, paz y bondad.